Acepto un trabajo que pinto una materia para hacer un vídeo, en el cual se cuenta sobre la historia con muchas chicas ánimes, quienes son las representaciones de los régimenes de Europa . En el proceso de elaboración, tengo que dibujar una chica que representa a Habsburgo.
Me gusta dibujar, por supuesto. Pero, en realidad, no me gusta dibujar para trabajar. Necesito seguir modificando mi dibujo solo para satisfacer las necesidades del jefe o de los clientes. Las apreciaciones estéticas siempre son distintas para los individuos diferentes, y también las necesidades son intraducibles porque, sabes, las cosas del arte generalmente son indescriptibles. Por ejemplo, me gusta y suelo pintar las chicas maduras, pero mi jefe me necesita dibujar más como las que de Hobunsha o de Kyoto Animation. Es muy triste convertir mi estilo de dibujar en su demanda, y en aquel entonces, casi dejé de dibujar para él.
No obstante, lo que muy irónico es que, dibujar para trabajar es muy bueno para mí, porque yo soy un perezoso típico, necesito los trabajos para empujarme a tomar el pincel. Si no hay un plazo, no finalizaré nada. Por lo tanto, ya estoy en un dilema: no me gusta dibujar para trabajar ni los estreses, pero mientras necesito a otras personas para moverme a avanzar.